¿Qué tienes que decirme? / ¿Qué me contradigo?
Sí, me contradigo. Y ¿qué? / (Yo soy inmenso y contengo multitudes).
Walt Whitman
Nunca estuve del todo de acuerdo con aquellos que dicen que una canción es la fotografía de un momento específico. Con la música en general (y con mis canciones muy en particular), tengo una relación parecida a la que tengo con mis amigos, mi familia, mis parejas… algunas veces me peleo, me distancio y me reencuentro, me enamoro, me obsesiono. Las canciones son entidades con vida que toman el camino que les da la gana. A veces al lado tuyo, a veces no.
Desde que compuse Color en 2019 (en circunstancias intensas y confusas), supe que había nacido una buena amiga, muy parecida a mí, con la que iba a poder conversar durante mucho años. Así las cosas.
La escena: un poco de caos siempre ayuda
Para mí, 2019 fue un revolcón, pura transición; una especie de año sabático en el que hice cambios profundos a nivel profesional, personal, bla bla bla… Estuve dedicado casi por completo a componer el disco que estaré mostrándoles en los próximos meses e hice parte del elenco de la primera adaptación colombiana de RENT, uno de los musicales más importantes de la historia de Broadway. Fue, en resumen, un año para entenderme como artista y empezar a consolidar cosas.
Pero hay un adjetivo que se destaca de ese 2019: intenso. A veces en la vida no pasa nada y a veces sucede todo. Esos 12 meses estuvieron marcados por un voltaje emocional que fue muy útil creativamente, pero que luego terminaría pagando. Me mareé bastante. Lo acepto ahora con tranquilidad y un poco más de perspectiva.
En ese escenario escribí Color a finales del año: inspirado, en un estado de gracia creativo y (es tiempo de decirlo) obnubilado por una persona que finalmente, más allá de la canción no me dejó mucho. Entrar en detalles sobre eso no tiene sentido pero, de cierta forma y guardando absolutamente todas las proporciones, es como tener un hijo en un matrimonio sin amor. Eso me preocupó: la canción era muy linda pero crecería (creía yo) en terreno baldío.
Tengo que decir que la saqué mucho a pasear. La compartí en cada concierto, a los amigos, en el estudio y comenzamos a entendernos de otra forma. Entonces, de repente, la canción por si sola fue capaz de crear vida y sentido. ¿Ya ven por qué les digo que las canciones no son rígidas? Color no ha hecho más que transformarse y evolucionar.
La composición: avenida razón - corazón
Durante ese año sucedieron milagros cotidianos varios. El más importante fue el amor y los cuidados que me dieron mis amigos Rakel y Diego Gómez. Ellos siempre han visto cosas sobre mí que a me cuesta mucho ver, han protegido mi música y, de paso, a mí.
Diego me preparó un cuarto en el estudio y me dio un lugar de trabajo, un espacio para componer y encontrar propósito. En ese cuarto (que ya es parte de mi propia mitología de la creatividad) compuse muchas canciones. Cada vez que tenía algo iba al estudio y lo compartía con Diego. Ahí iba midiendo si la cosa funcionaba o no.
Color la escribí entrado noviembre de un tirón. La sensación estaba clara: había un anhelo, algo que llevaba mi cabeza a otro sitio y yo sentía algo luminoso. Sentía que estaba cambiando. Incluso, en su momento la publiqué y ustedes le dieron su bendición.
Por esos días, mi lista de reproducción estaba completamente latinizada: Juan Luis Guerra, Alex Ferreira, Kany García, iLe, Gian Marco y un importante etcétera de música para mover el cuerpo y el corazón. Para regular tenía a tres de los de siempre: Cerati, el belga Stromae y Jorge Drexler (algo así como mi santísima trinidad).
Con eso mezclándose y con la vida misma sirviendo de lienzo, pasó algo que me sucede muy rara vez: encontré la intersección perfecta razón - corazón. Color nació en esa dirección, soñando con ser una chica sofisticada, sencilla y luminosa. Y en el camino incorporó un nuevo ritmo. Otro latido.
En el punto en el que la comenzamos a trabajar en equipo, ahí cerró todo.
La producción: una nueva canción, pero la misma
Después de tocarla en muchas partes, renovar mis votos con ella y reconocerla como una de las canciones "más Fede" de mi repertorio, Color entró por la puerta grande al disco y con Diego Gómez y Mateo Giraldo, coproductores del álbum y dos de las personas que mejor me entienden, decidimos que era buena idea tomar riesgos que enriquecieran la canción y nos ayudaran a integrarla al sonido del disco que, en ese punto, ya sabíamos que iba a tomar muchos elementos latinos. Ahí entró la bachata. A nuestra manera, eso sí.
Los músicos de sesión que le dieron vida a la canción son un capítulo aparte. Gente tan tan talentosa y con tanta sensibilidad que, con su intervención, llevaron la cosa a otro nivel, en serio. Todas las percusiones y baterías las grabó el enorme Juan Guillermo Aguilar “Cosito”; el bajo tiene todo el groove de José Juvinao; las guitarras y el cuatro son de Daniel Uribe; los teclados de Diego Gómez; guitarras y programaciones de Diego Gómez y Mateo Giraldo y coros de la talentosa Paulina Álvarez. ¡El propio DREAM TEAM!
Al escuchar el máster de la canción, la sensación fue absolutamente clara: debía ser el primer sencillo porque resume muy bien lo que está pasando, porque también ha sido un talismán de cosas buenas y porque transmite la luminosidad que, en mi opinión, tiene todo el álbum.
…
Con los años, la canción ha seguido evolucionando. Me da la sensación de que ha tomado las decisiones correctas para ser feliz y me alegra. Ha cambiado su alianza de manera radical y ha encontrado un lugar más seguro para crecer, que es el corazón de todos ustedes. Por mi parte, me muero de las ganas de ver los caminos que va a tomar.
*Agradecimiento especial a Arturo Cardozo y el equipo AP Records, que son mi casa y los responsables de que esto y lo que viene sea posible.
Les dejo el videoclip oficial dirigido por Jhoan Alzate y el link a Spotify para que la hagan parte de sus vidas y le sigan dando amor.